Tenemos aun ser humano que, no abstante su capacidad para recordar parece olvidar o querer ocultar que se encuentra diluido en un complejo social. El ser humano moderno que prefiere asumir la muerte de Dios como un logro de la libertad, deberá, no abstante, entender que su nueva forma de pertenencia y responsabilidad con lo social, reposa aun en una creencia: una creencia en las leyes que los seres humanos se dan los unos a los otros.
Nuestro éxito como especie, descansa en nuestro orden como la sociedad lo que contribuya hacerla posible es valido por definición.
Es así como el orden actual que ha derivado cada vez mas rápido hacia la desintegración y el triunfo del individualismo, tendrá tarde o temprano su fin si no se corrige. Como creación del ser humano, la democracia moderna deberá ser reorientada por esos antiguos valores que ya mostraron su éxito durante 30.000 años de historia de la humanidad.